Hola a tod@s hacia tiempo que no escribía en mi querido blog. Bueno mis razones tengo, he estado super liada con trabajos, estudios, prácticas, lecturas maravillosas y sin duda alguna, mi máxima pasión, el CINE, y eso que este año de momento sólo he visto una película que me ha llegado al alma "LA VIDA DE ADELE", que en otro post intentaré exponer mis razones para calificarla con esas palabras.
Hoy es el día mundial contra la violencia de género. Un día en el que se convocan en todo el mundo manifestaciones, talleres, conferencias y jornadas sobre este problema social.
Os ilustro con un poco de información a cerca de porqué todos los 25 de Noviembre se visibiliza a la población (que más bien tendría que ser todos los días) contra esta lacra social:
El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (o DIEVCM), aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 54/134 el 17 de diciembre de 1999, se celebra anualmente cada 25 de noviembre contra violencia contra la mujer.
La propuesta para que se celebrara en esa fecha la realizó la República Dominicana, con el apoyo de 80 países de la historia, por el motivo del asesinato de las Hermanas Mirabal que ocurrió en dicha fecha.
LAS HERMANAS MIRABAL:
Las hermanas Mirabal, también conocidas como Las Mirabal (Patria Mirabal, Minerva Mirabal y María Teresa Mirabal), fueron tres hermanas dominicanas que se opusieron fervientemente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Una cuarta hermana, Bélgica Adela "Dedé" Mirabal, no tuvo un papel activo en las actividades realizadas en contra del dictador.
La hermana mayor, Patria, no tenía el mismo nivel de actividad política que sus otras hermanas, pero las apoyaba, incluso prestaba su casa para guardar armamentos y herramientas de los insurgentes.
La hermana mayor, Patria, no tenía el mismo nivel de actividad política que sus otras hermanas, pero las apoyaba, incluso prestaba su casa para guardar armamentos y herramientas de los insurgentes.
El 25 de noviembre de 1960, Patria, Minerva y María Teresa fueron asesinadas en una emboscada. En 1999 recibieron el reconocimiento de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que designó, en su memoria, el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
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Pero como este blog esta dedicado a todos aquellos temas que tienen que ver con los menores y la mortalidad infantil, voy a hablar de un hecho que pasa desapercibido, pero que es una de las más crueles consecuencias de ejercer la violencia hacia la mujer.
Sin duda alguna, me estoy refiriendo a la situaciones en las que el menor es espectador de esa violencia de género.
Durante los últimos años el número de medidas de atención hacia las mujeres ha ido en aumento, pero con el foco de atención puesto indudablemente en ellas, se ha ido dejando a un lado a otras víctimas que también han vivido y sufrido las situaciones de malos tratos, sus hijos e hijas.
Uno de los primeros estudios sobre las consecuencias de la violencia de género en menores es el de Jaffe, Wilson y Wolfe (1986), en donde los autores informaron que entre el 25 y el 70% de los/as niños/as expuestos a este tipo de violencia presentaban problemas clínicos de conducta, poniendo de relieve la relación existente entre conflicto de pareja intenso y problemas de conducta de los/as hijos/as.
Consecuencias:
Agresividad: se trata de uno de los síntomas más frecuentemente encontrados en niños y niñas que han vivido y sufrido situaciones de violencia de género. Según el estudio de Jaffe, Wilson y Wolfe (1986), ser testigos de violencia de género en el hogar puede generar actitudes en los menores que justifican su propio uso de la violencia, y la percepción de que la violencia es aceptable o no puede afectar a su comportamiento en otras relaciones interpersonales. En muchos de los casos estos niños y niñas nacen ya en un hogar donde impera la violencia, no han conocido otra forma de relación y viven inmersos en el dolor que causa su padre a su madre y a ellos/as mismos/as, por lo que aprenden a convivir con ello.
Conductas antisociales y delictivas: se estima que ente el 25 y el 70% de los menores de familias en las que se producen episodios de violencia, manifiestan problemas clínicos de conducta, como conductas agresivas y antisociales (McDonald y Jouriles, 1991)2. En relación al binomio -exposición a la violencia de género en la adolescencia y la conducta delictiva-podemos encontrar el estudio realizado por Herrera y McCloskey (2001)3, en el que encontraron que la exposición a la violencia de género en la niñez, predice futuros actos delictivos, o el de González de Rivera (2002) que encontró que la exposición a la violencia de género provoca en la adolescencia resistencia a las normas y falta de ideales y proyectos.
Ira y Hostilidad: cuando los niños y niñas adolescentes se exponen a alto niveles de hostilidad y agresión por parte de sus progenitores, éstos/as pueden sentir diferentes y contradictorias emociones y reaccionar mostrando altos niveles de ira, por lo que pueden llegar a responder de forma agresiva a los estímulos incluso en situaciones en las que la respuesta de ira no ha sido provocada o no es la adecuada a la situación. Lo que llegan a hacer estos niños y niñas es interpretar que las expresiones de ira son un medio eficaz para cubrir sus necesidades y desarrollan respuestas automáticas de ira en las situaciones sociales conflictivas.
Ansiedad: los menores se pueden sentir ansiosos sobre todo al desarrollar expectativas de que las interacciones en las discusiones van a derivar en agresiones físicas. Uno de los cuadros diagnósticos que aparecen más frecuentemente en niños y niñas que han vivido la violencia de género, es el Trastorno de Estrés Postraumatico con síntomas como la re experimentación del evento traumático, síntomas de activación como la hipervigilancia, y retraimiento emocional.
Depresión: la depresión está íntimamente unida a la ansiedad, ya que esa anticipación que realizan los niños y niñas de que las discusiones derivarán en agresiones físicas, no sólo provoca ansiedad, sino también aumenta la probabilidad de desarrollar síntomas depresivos.
Trastornos del Aprendizaje y del Desarrollo: las consecuencias psicológicas de la exposición y vivencia de la violencia de género en el hogar, ocasiona patologías clínicas en los y las menores (como se ha ido viendo) que son las que afectan directamente en su rendimiento escolar. En cuanto al desarrollo, muchos de los niños y niñas experimentan pesadillas, no tienen control de esfínteres, sufren crisis de pánico y presentan patrones de sueño interrumpidos./
Problemas de adaptación Psicosocial: los menores que han experimentado alguna forma de rechazo parental o maltrato tienden a presentar sesgos atribucionales hostiles y aprenden a anticipar y a evitar las conductas de rechazo, generalizando esta anticipación a contextos interpersonales y desarrollando con alta probabilidad déficits en el procesamiento de la información social. Así, es más probable que estos niños y niñas que se muestran agresivos en las relaciones interpersonales con sus iguales no sean aceptados entre sus compañeros y compañeras, aumentando el riesgo de aislarse o relacionarse con grupos de pares agresivos.
Crecimiento: la violencia de género también tiene repercusiones sobre el crecimiento de los y las menores: retraso en el crecimiento, trastorno de la conducta alimentaria, dificultad o problemas de sueño, regresiones, déficits en habilidades motoras, y síntomas psicosomáticos (alergias, asma, cefaleas, dolores abdominales, enuresis nocturna, etc).
Información tomada de:
DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO
CONSECUENCIAS DE LA VG EN MENORES